Reseñas
Birolo, Pablo (2014). Militarización y Política en el Rio de la Plata Colonial. Cevallos y las campañas militares contra los portugueses, 1756 – 1778. Buenos Aires: Prometeo.
Es remarcable que el libro de Pablo Birolo posee como primer aspecto el ser producto de su tesis de licenciatura defendida en el año 2010 en la Universidad Nacional de Luján y premiada en el Concurso Nacional de Tesis de Licenciatura durante las Jornadas Interescuelas desarrolladas en el año 2011 con sede la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca.
En el presente, el autor diferencia dos etapas bien definidas en relación a la actuación de don Pedro de Cevallos en el Río de la Plata. Un primer periodo como gobernador (1756 – 1766), caracterizado por las hostiles relaciones con las élites de la ciudad de Buenos Aires y una segunda etapa como virrey del recientemente creado Virreinato del Rio de la Plata (1777 – 1778), en la cual logró construir un consenso con estas élites. La hipótesis que problematiza a lo largo del libro es que producto, en parte, del proceso de militarización de la sociedad, las relaciones políticas facciosas tendieron a la confrontación o al relativo consenso. Ambos procesos –la militarización y las luchas facciosas– fueron abordados en el Rio de la Plata, aunque no en forma conjunta. Los estudios de Juan Carlos Garavaglia (1999) y de Zacarías Moutoukias (2000) abordaron el primero de ellos y le brindaron cuantiosos aspectos ligados a la mencionada problemática. De igual manera, los aportes conceptuales brindados por Francois – Xavier Guerra (1989, 2003) le resultaron fundamentales para comprender el funcionamiento de la dinámica política colonial. El peso de la militarización fue abordado desde un enfoque institucional por Juan Beverina (1935, 1977) y recientemente por la Nueva Historia Militar gracias a los aportes de Juan Marchena Fernández (1992) –sumado a los estudios de Allan Khuete y Antony Mc Farlane-. Quienes sí encararon de forma conjunta ambos procesos –Hialmar Edmundo Gammalsson (1976) y Enrique Barba (1937)– lo hicieron desde una mirada que glorificaba el accionar de Cevallos en el Rio de la Plata y por tal motivo se perdía la complejidad de su abordaje. En contra partida, la obra se ubica en el marco de los recientes estudios sobre la militarización de la sociedad y su vinculación con lo político, cuya finalidad es demostrar que el proceso de militarización, lejos de tener sus raíces en la coyuntura de 1806 como lo demostró Tulio Halperín Donghi (1968, 1972), tendría su génesis en el periodo colonial, que en el caso concreto del autor, se retrotraía al momento de las campañas contra los portugueses, como bien explicitado se encuentra en el libro. La novedad historiográfica del libro versa en conjugar ambas temáticas durante las dos etapas de Cevallos en el Rio de la Plata. Por lo tanto, el objetivo del libro consiste en dar cuenta del proceso de militarización que Cevallos encabeza en su etapa como gobernador en sintonía con la dinámica política de la región del Rio de la Plata, caracterizado por las luchas facciosas en la coyuntura de la Guerra Guaranítica, las Reformas Borbónicas, y las guerras contra los portugueses instalados en Colonia del Sacramento. El uso intensivo de las fuentes inéditas (ubicadas principalmente en la Sala IX del Archivo General de la Nación) le permite al autor caracterizar el proceso de militarización en el Rio de la Plata (las tropas disponibles, las convocatorias milicianas y las dificultades existentes, entre las cuales se destacan el peso de las deserciones, la escasez de tropas veteranas –muy solicitadas por el gobernador– y las dificultades financieras producto del atraso del dinero para el pago de los sueldos) y de la dinámica política, atravesadas por las luchas facciosas; sumado a algunos procesos judiciales ligados al problema del fuero militar y de la deserción de tropas.
Respecto a su organización, el libro se encuentra dividido en diez capítulos, en los cuales trabaja respectivamente una problemática que se vincula de forma coherente con el abordaje del capítulo procedente. Además, se aprecia un ordenamiento cronológico desde las experiencias previas de movilización hasta los últimos años de Cevallos en la región como virrey, en donde muy bien se aprecian las cambiantes relaciones existentes entre la militarización y la lucha facciosa y el pragmatismo de Cevallos a la hora de poner en práctica las órdenes emanadas desde Madrid.
Los primeros dos capítulos poseen un enfoque más bien descriptivo, en los cuales se aprecian la organización militar existente a lo largo del continente americano desde el siglo XVII hasta la Guerra de los Siete Años –coyuntura de la cual la expedición de 1762 forma parte–, el componente regional de las campañas militares a Colonia del Sacramento previas, las transformaciones llevadas adelante durante la reorganización militar de 1762 y el importante punto de inflexión en la dinámica política y militar del periodo: la rebelión y Guerra Guaranítica. Este último conflicto es enlazado por el autor con el inicio de las luchas facciosas, ya que al arribo de Cevallos a la gobernación, este logró pacificar la rebelión y tomar partido por el bando jesuita, en oposición a las normativas emanadas desde Madrid y en conflicto con las tendencias políticas imperantes en la gobernación. La proliferación de las luchas facciosas en la ciudad de Buenos Aires las profundiza en el tercer capítulo, en donde la posición tomada por el gobernador en el marco del problema jesuita es clara.
Sí el cuarto capítulo da cuenta del proceso de militarización a nivel regional, tanto en su aspecto cuantitativo como cualitativo y de un breve desarrollo de los acontecimientos referidos a la toma de Colonia del Sacramento, a la expedición a Rio Grande y a la devolución de Colonia luego de la firma de la Paz de París que daba cierre a la guerra, los capítulos cinco y seis introducen de forma clara el impacto de la militarización sobre el juego faccioso en tres regiones que aportaron hombres para la expedición: Buenos Aires, Corrientes y Santa Fe. El caso bonaerense por la magnitud de la movilización quizás sea el más representativo. En dos apartados el autor explora dos problemáticas bien concretas. La primera se advierte en el conflicto entre el cabildo de Buenos Aires y el gobernador, producto de la injerencia de este último en competencias correspondientes al órgano municipal, como la implementación del fuero militar a todos los milicianos. De igual manera, se percibe como el juego de facciones es utilizado para movilizar hombres según las pretensiones de cada grupo. En la segunda de ellas, si bien responde al problema endémico de la deserción por parte de la tropa durante el proceso de militarización y en la campaña a Colonia, el autor formula el siguiente cuestionamiento: si era tan fácil desertar ¿cómo fue posible que el gobernador haya logrado movilizar y hacer permanecer un importante contingente de hombres en su campaña militar? La hipótesis provisoria propuesta es que el liderazgo construido por Cevallos con los sectores populares le garantizó la permanencia de las milicias en servicio. No obstante, no avanza en demasía con ella, ya que busca ser resuelta en el capítulo diez.
Mientras que en las regiones correntina y santafesina, el autor trae a colación dos modos distintos de proceder ante la militarización. En el primer caso, el juego faccioso (projesuitas contra antijesuitas) determinó que la movilización de las tropas no fue realizable, ya que las mismas desertaron en campaña. El apartado correntino posee un interesante abordaje metodológico por parte del autor, ya que a través de una exhaustiva indagación de los procesos judiciales posteriores a los sucesos logra dar cuenta de la dinámica facciosa asociada a la militarización y movilización de las tropas. Por el contrario, en el caso santafesino observó el resultado opuesto: la total colaboración de las tropas en señal de la gratitud de la ciudad hacia la capital de la gobernación, al no producirse tensiones facciosas ni deserción alguna.
El octavo capítulo, en sintonía cronológica con que le antecede –los años en los cuales Cevallos se ausentó del Rio de la Plata (1766 – 1776)–, retrotrae al problema medular planteado al comienzo de esta exposición: la unanimidad de las élites porteñas hacia Cevallos, en sintonía al triunfo militar sobre los portugueses apoyado por una expedición compuesta exclusivamente por tropas peninsulares (1776), sin atravesar la ciudad por las tensiones políticas engrandecidas por el proceso de militarización, como sucedió durante los años 1762 y 1763. Asimismo, el autor destaca la política imperial –es una tendencia a lo largo del libro el modo en que repercuten las políticas imperiales en América, sin ser la matriz que mueve el trabajo, aunque no por ello un tema menor– de designar a Buenos Aires como capital del nuevo virreinato, lo cual infringió importantes beneficios para las élites porteñas y la función de Cevallos –sea por su pragmatismo o por ser “un simple ejecutor de la corona” – en pos de cumplir con este objetivo, generándose de este modo un “liderazgo de tipo porteño” (Birolo, 2015, p. 235) forjado entre Cevallos y las élites porteñas.
En el noveno capítulo, en el cual el autor brinda un breve análisis comparativo entre los problemas comunes existentes entre la expedición de los años 1762 – 1763 y la del año 1776, introduce las relaciones con la población portuguesa residente en Buenos Aires, especialmente tensas entre los sectores populares, problemática que profundiza en el décimo capítulo. Si un aspecto novedoso de la obra fue la relación entre Cevallos y los sectores populares, según el autor, tal vínculo podría haberse generado en consonancia con los éxitos militares –especialmente durante la segunda campaña– y a la políticas por parte del funcionario tendientes a defender la integridad de la población más vulnerable durante su etapa como gobernador –que de cierto modo estarían ligadas a lucha facciosa existente en la ciudad, y por lo tanto de la necesidad del funcionario español de contar con un apoyo político sólido–, canalizadas al mismo tiempo por la supuesta adversidad de los sectores populares de la campaña hacia los portugueses como el autor lo visualiza en el poema anónimo “El amor de la estanciera”, representante según su opinión de una cultura popular reacia al extranjero.
El autor, por lo tanto, engloba su obra en una dinámica que es enlazada con el periodo iniciado con las Invasiones Inglesas en los años 1806 y 1807 y explora la movilización popular canalizada a través de las milicias, el liderazgo popular del gobernador y las luchas facciosas entre el cabildo y Cevallos. Situaciones que bien podrían manifestarse en el periodo colonial, como bien lo demuestra Birolo en la coyuntura en cuestión, o bien, durante el proceso abierto en posterioridad a 1806, como lo expuso en su momento Halperín Donghi.
Al mismo tiempo, la hipótesis de la conjugación entre la militarización y el juego político, es bien respondida a través de los estudios de caso que hemos visto reproducidos en el libro y que sirven para caracterizar a la obra como novedosa en el marco de las producciones historiográficas que versan sobre la problemática en otros espacios regionales o temporales.
No obstante, la novedad de la propuesta no implica el cierre definitivo de los argumentos, ya que bien podrían surgir nuevos interrogantes sobre aspectos bosquejados por autor –como el supuesto liderazgo de Cevallos hacia los sectores populares– y dar lugar a nuevos estudios o interpretaciones.
Referencias bibliográficas:
Birolo, P. (2015). Militarización y Política en el Rio de la Plata Colonial. Cevallos y las campañas militares contra los portugueses, 1756 – 1778, Buenos Aires: Prometeo.
Halperín Donghi, T. (1968). Militarización revolucionaria en Buenos Aires 1806-1815. Past and Present,(40), 84-107
Halperín Donghi, T. (1972). Revolución y guerra, formación de una élite dirigente en la argentina criolla, Buenos Aires: Siglo XXI.