Reseñas
Reseña de Gandini, M. (2022). ¿Quiénes construyeron el Río de la Plata? Exploradores y conquistadores europeos en el lugar donde se acababa el mundo. Buenos Aires: Siglo XXI
María Juliana Gandini abre su análisis sobre el proceso de conquista del Río de la Plata con una pregunta sugerente: “¿Cómo pudieron gestarse representaciones tenidas por verosímiles en el Viejo Mundo respecto de lo experimentado en América?”. La intención de la autora es responder este interrogante a partir de los acontecimientos que se sucedieron en la región a partir de 1516, con la fallida expedición de Juan Díaz de Solís. De esta manera, nos introduce a una investigación -resultado de su tesis doctoral-, que, desde la perspectiva de la historia cultural, echa luz sobre la emergencia y consolidación del Río de la Plata como unidad de significado. Este fenómeno es conceptualizado como un proceso de construcción de sentido, del cual participaron no sólo los exploradores europeos, sino también los nativos de la región, cuyas formas de comprender y habitar el territorio condicionarían la construcción de conocimiento en el proceso de establecimiento y consolidación del dominio colonial por parte de las huestes invasoras.
El concepto de “representación” es clave en la obra. Gandini se propone comprender la conquista de la región a partir de los procesos de construcción de representaciones respecto al territorio y las sociedades nativas. Entiende a una representación como un dispositivo simbólico de creación de sentido, que evoca un objeto o realidad ausente para luego llenar esa ausencia tomando el lugar de la cosa representada. Las representaciones del territorio que circularon en Europa habrían sido fundamentales para favorecer la exploración y el establecimiento colonial en el Río de la Plata, al convertirlo en un objetivo atractivo para exploradores y monarcas, y al generar conocimiento útil a la hora de adentrarse en la zona, permitiendo consolidar la presencia europea a través de vínculos virtuosos con el medio natural y las sociedades locales.
En efecto, el nudo central de ¿Quiénes construyeron el Río de la Plata? es el proceso por el cual la zona pasó de ser una tierra macabra habitada por hostiles grupos de caníbales, a un territorio atractivo, rico en metales preciosos, con una mítica “Sierra del Plata” que se desplazó cada vez más al norte y al oeste a medida que las avanzadas europeas se adentraban por el Río Paraná. La primera imagen surgió tras el intento de Juan Díaz Solís de recorrer el territorio, en una expedición que se dio por finalizada cuando el almirante fue capturado y canibalizado por un grupo antropófago, tras desembarcar a orillas del Paraná. La segunda imagen se construyó paulatinamente, a partir de rumores que circulaban entre las sociedades mestizas de las costas del Brasil, llegando a oídos de navegantes como Sebastián Caboto y Diego García de Moguer, que se adentraron en el territorio en busca del legendario cerro metalífero.
Los sucesivos fracasos en esta empresa no alteraron la imagen del territorio como una región rica en metales preciosos. La verosimilitud de esta representación se veía continuamente reforzada por los testimonios de nativos y de europeos que se habían asentado en la región, además de indicios como la posesión de pequeñas cuentas de metal por parte de las tribus locales, provenientes de aquel cerro maravilloso con el que aparentemente tenían continuos contactos. Así, las versiones sobre un fabuloso imperio, ubicado en algún lugar del poniente, donde el metálico abundaba, circuló por el Viejo Continente a partir de las memorias, diarios de viajes y declaraciones judiciales producidos por quienes exploraron el territorio. En este sentido, el registro judicial es la principal fuente de información a la que Gandini echa mano a la hora de reconstruir los imaginarios que circularon en torno a la región del Plata.
Los viajes ultramarinos despertaron un sinfín de controversias y conflictos políticos, vinculados con los deberes que los expedicionarios contraían para con la Corona en el marco de la expansión ultramarina, y los beneficios y mercedes que se obtenían como contrapartida de las exploraciones. Esta dinámica, consecuente con la íntima relación entre justicia y política propia de las sociedades de Antiguo Régimen, legó una serie de caracterizaciones sobre la región y sus habitantes que tenían como fin justificar las acciones de los pleiteantes en diversas instancias judiciales. Estos registros, bautizados por la autora con el término “cosmografía judicial”, definida como una descripción del territorio y sus sociedades nativas realizada a través de las acciones judiciales inspiradas por la exploración y conquista, circularon en las estructuras estatales ibéricas dando cuenta de lo visto y oído a lo largo de los procesos de exploración y conquista, y validando los testimonios como verdaderos.
La autora pretende insertar su trabajo en el marco de discusiones más amplias respecto al mundo cultural de la temprana modernidad. En primera instancia, se propone discutir la idea de una cultura europea “impermeable”, incapaz de procesar las novedades antropológicas que implicó la exploración de un continente que hasta entonces le era desconocido. Los procesos de conquista significaron, para los invasores, el contacto con nuevas alteridades, que no podían insertarse en los marcos construidos hasta entonces en Europa. Tradicionalmente, se consideró que las novedades se procesaron construyendo identidades “invertidas” que legitimaron la dominación de los europeos sobre los americanos; o bien que se interpretó a las sociedades desconocidas a partir de los textos de autoridad clásicos y cristianos. Gandini refuta estas perspectivas, y logra demostrar que, en realidad, la conquista produjo transformaciones en las ideas etnográficas europeas.
Gandini considera que la tradición intelectual, más que constituirse como un molde rígido a partir del cual se pretendía clasificar a toda sociedad que fuera considerada diferente o ajena a lo europeo, fue una herramienta útil para dar cuenta de lo diferente. Para la autora, las etnografías implícitas de los europeos, es decir, las ideas previas que traían consigo respecto a la definición del “nosotros” y de los “otros”, entraron en contacto con la experiencia concreta, con lo acontecido durante las exploraciones, dando como resultado nuevos modos de comprender la alteridad. Esta postura queda claramente comprobada a partir del análisis de la ocupación de la zona del Río Paraguay y la fundación y desarrollo de la ciudad de Asunción.
Tras una primera parte del libro donde Gandini se ocupa de delinear los sucesos principales en la conquista del Río de la Plata; y una segunda parte en la que se reconstruye el proceso por el cual la región pasó a ser vista como un codiciable objeto de conquista; la autora se aboca, en la tercera parte de la obra, a explicar el éxito del asentamiento de Nuestra Señora de la Asunción. En ese sentido, la construcción de relaciones con las sociedades nativas fue fundamental, y para ello, era menester general representaciones etnográficas que brindaran la información necesaria para comprender los códigos de convivencia de estos grupos e insertarse en el equilibrio político regional. Fue así que los europeos establecieron un vínculo cercano y tenso con los guaraníes-carios, que fueron conceptualizados como “cultivadores-aliados”, con los cuales se podía establecer relaciones amistosas para obtener recursos, mano de obra y auxilio militar.
En la construcción de estos lazos, los europeos hicieron suyas las ideas que los carios tenían respecto al medio que habitaban y a las sociedades cazadoras-recolectoras con las que convivían y entraban en constantes conflictos. En el posicionamiento de los invasores entraron en juego ideas tradicionales respecto a las actividades económicas y de reproducción social: la práctica de la agricultura era vista como una virtud y símbolo de civilidad; mientras la caza-recolección era asociada al barbarismo. Ahora bien, también operó allí una cuestión práctica: establecer vínculos amistosos con una sociedad agraria implicaba mayores posibilidades de obtener recursos para la subsistencia, y para ello era necesario apropiarse de la forma que esta tenía de ver a los “otros” con los que convivía.
El análisis demuestra claramente la interrelación entre etnografías implícitas y experiencias en el terreno. Ésta se hace aún más explícita al considerar una particularidad respecto a la imagen construida en torno a la sociedad caria. La agricultura, asociada a la civilidad, convive con prácticas como la antropofagia, fuertemente repudiadas por la cultura europea, vistas como inhumanas y asociadas al salvajismo. El vínculo de tolerancia y cooperación establecido con los guaraníes matiza esta posible conceptualización negativa, y elementos antes considerados radicalmente opuestos, como lo eran el canibalismo y la posibilidad de pactar y establecer alianzas, ahora conviven en la representación sobre una misma sociedad. Efectivamente, lo experimentado en América generó transformaciones profundas en la cosmovisión europea y en sus ideas sobre la otredad.
El aporte de Gandini nos permite repensar el lugar que América y sus sociedades nativas ocuparon en la constitución del mundo moderno. La exploración y conquista del Río de la Plata fueron posibles gracias al esfuerzo intelectual puesto al servicio de conjugar expectativas y experiencias en el terreno, de integrar los conocimientos de las sociedades americanas a la construcción de representaciones sobre el territorio y sus habitantes, representaciones que no fueron una mera reproducción de la experiencia histórica europea sobre tierras hasta entonces desconocidas. En este sentido, la autora hace consideraciones respecto al rol que jugó el mundo americano en el proceso de revalorización de lo empírico en los procesos de construcción de conocimiento. La exploración y colonización generaron experiencias que excedieron ampliamente los marcos ideológicos que los europeos habían implementado para interpretar y conocer el mundo, y, en ese contexto, la información provista por testigos visuales adquirió un rol central, reconfigurando los modos que tenían de ver el mundo y las sociedades y culturas que lo habitaban.
Esta perspectiva adquiere relevancia en tanto confronta con los sentidos comunes respecto al papel que jugaron las sociedades indígenas en los procesos de conquista. En los medios de comunicación, el cine, la literatura, y también incluso en manuales escolares, éstas suelen aparecer conceptualizadas como meros objetos pasivos del establecimiento de la dominación colonial que, o aceptaron su destino con resignación, o bien fueron incapaces de hacer frente a las nuevas circunstancias. La idea de un mundo americano completamente desarticulado por la invasión europea, paralizado por la catástrofe demográfica, la violencia y la imposición de nuevas ideas y formas de organización económica y social; se ve refutada por trabajos como ¿Quiénes construyeron el Río de la Plata?, que demuestra que lo americano formó parte central y activa en la construcción del mundo moderno.
Los conocimientos de las sociedades nativas fueron fundamentales para que los europeos construyeran representaciones capaces de volver a la exploración del Nuevo Mundo una empresa atractiva, y para que ésta pudiera dar lugar a un establecimiento colonial estable. Los testimonios indígenas también fueron centrales en los pleitos judiciales originados por los procesos de conquista, y otorgaron la información necesaria para validar posiciones políticas y dar credibilidad a lo enunciado por los europeos respecto a lo experimentado en ultramar.
Estos aportes nos permiten correr a los nativos americanos del lugar secundario al que han sido continuamente relegados. La violencia, subordinación y explotación no los convirtieron en meros objetos de los procesos históricos. Por el contrario, su acción política, sus resistencias y sus conocimientos fueron parte fundamental en la construcción de la modernidad. Ésta, tal y como lo plantea la autora, debe ser considerada como un producto mestizo. Los europeos se encontraron continuamente con la agencia indígena, que actuó siempre como condicionante, y que transformó los marcos culturales con los que analizaban la realidad y las formas de construir y verificar en conocimiento.
En este sentido, la obra de Gandini deja abiertos ciertos interrogantes que resulta interesante explorar. Por ejemplo, respecto a las intencionalidades que había detrás de la circulación de rumores sobre la Sierra del Plata en la costa brasileña, o hasta qué punto éstos daban cuenta de las dinámicas políticas y los intercambios económicos en la región durante el período anterior al arribo de los europeos.
Recepción: 22 diciembre 2023
Aprobación: 04 marzo 2024
Publicación: 01 mayo 2024