Anuario del Instituto de Historia Argentina, nº 13, 2013. ISSN 2314-257X
Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Centro de Historia Argentina y Americana

RESEÑAS/REVIEWS

 

Ignacio Zubizarreta, Los unitarios. Faccionalismo, prácticas, construcción identitaria y vínculos de una agrupación decimonónica, 1820-1852, Stuttgart, Hans-Dieter Heinz, 2012

Nicolás Mato

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Rein, Raanan y Panella, Claudio (compiladores): Cultura para todos. El suplemento cultural de La Prensa cegetista (1951-1955), Buenos Aires, Biblioteca Nacional, 2013, 320 p.

Santiago Regolo

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Troisi, Jorge. Dardo Rocha. El último porteño.- 1ª ed. La Plata: Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, 2006. 144 páginas

Javier G. Bonafina

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Fükelman, Cristina. La cultura visual en el Río de la Plata, 1834-1852: innovaciones a partir de la configuración y de la función de la imagen política y costumbrista, La Plata, Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, 2013, 138 p.

Emir Reitano

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Ignacio Zubizarreta, Los unitarios. Faccionalismo, prácticas, construcción identitaria y vínculos de una agrupación decimonónica, 1820-1852, Stuttgart, Hans-Dieter Heinz, 2012

Nicolás Mato

Universidad Nacional de Tres de Febrero (Argentina)
Nico.untref@gmail.com

Cita sugerida: Mato, N. (2013). [Revisión del libro Los unitarios. Faccionalismo, prácticas, construcción identitaria y vínculos de una agrupación decimonónica, 1820-1852por I. Zubizarreta]. Anuario del Instituto de Historia Argentina (13). Recuperado de http://www.anuarioiha.fahce.unlp.edu.ar/article/view/IHAn13a12.

La investigación de Ignacio Zubizarreta se aboca a explorar una de las dos agrupaciones políticas protagonistas de gran parte de la historia de la primera mitad del siglo XIX en la Argentina: los unitarios. El enfoque de su análisis está marcado por la intención de abordar a los unitarios en función de comprender las características propias que le otorguen una identidad definible y que a su vez expliquen el peso de su participación en la vida política de su tiempo. El autor recurre a la prosopografía para efectuar este análisis, incorporando cuatro elementos como criterios de selección para definir a los integrantes de la agrupación, a saber: factores ideológicos, conciencia de pertenencia, participación en “momentos clave” y redes sociales. Respectivamente, estos criterios apuntan a identificar a quienes estuvieron comprometidos con la obra de reforma de Bernardino Rivadavia durante la “feliz experiencia”, quienes explícitamente dejaron registro de su adscripción al grupo unitario, aquellos que tuvieron participación activa defendiendo la causa unitaria en los momentos más enconados del enfrentamiento con los federales; y la reciprocidad de las amistades y parentescos que refuerzan el sentido de grupo. A partir de estos elementos, el autor confeccionó una lista de aproximadamente 500 unitarios que constituye la muestra para sostener los argumentos principales del libro.

El libro se divide en dos partes: la primera parte traza un recorrido cronológico del unitarismo que transcurre desde el momento en que Martín Rodríguez asume como gobernador de la Provincia de Buenos Aires en 1820 hasta el derrocamiento de Juan Manuel de Rosas en 1852; la segunda parte deja de lado la línea temporal para dedicarse exclusivamente al análisis de los unitarios siguiendo la metodología prosopográfica propuesta.

Según el autor, el momento de nacimiento de la “facción” unitaria estaría dado por la experiencia del llamado “partido ministerial”, más precisamente por el grupo aglutinado alrededor de Bernardino Rivadavia durante su participación en el Ministerio de Gobierno. Un segundo momento se presenta durante las discusiones ocurridas durante el Congreso Constituyente (1824-1827). Así, la “facción” unitaria tendría su momento de definición primera en las intenciones de concretar el proyecto centralista impulsado por los “rivadavianos” en las sesiones de la Asamblea Constituyente. Los unitarios se volcaron a un accionar “faccioso” en el momento en que se plegaron a los designios de una sola figura, Rivadavia. El autor propone un tercer momento con el arribo de Juan Lavalle al gobierno de Buenos Aires y del general José María Paz en Córdoba a fines de 1828. Luego de estas experiencias, los unitarios tendrían un largo accionar marcado por el exilio, cuando las prácticas que imprimen la condición de exiliado a sus integrantes darían la tónica del comportamiento de la “facción” hasta el derrocamiento de Rosas en 1852.

El libro pretende avanzar en la definición del término “facción”, central para abordar los estudios de los grupos políticos del siglo XIX. El término era utilizado por los mismos actores, en general para denominar a las agrupaciones adversarias, cargando así con un sentido peyorativo permanente a lo largo del siglo. El autor plantea la intención de definir a los unitarios como una “facción”, principalmente por considerarlo como un elemento ineludible de la cultura política y por no poder definirlos como partido en el sentido de los modernos partidos políticos. Por otro lado, siguiendo al autor, la principal característica de una “facción” es la conquista del poder. Es decir, no se puede encontrar una base social ni una estructura organizativa u orientación ideológica definida, sino un “ideario” compartido que consiste -en el caso de los unitarios- en la “ilustración”, el saber y las ideas modernas provenientes de Europa que se defendían en la Sala de Representantes en los años 1822-1823, y que dieron forma al grupo alineando a sus integrantes detrás de Rivadavia.

En ese sentido, Zubizarreta sostiene que la “facción” unitaria pasó del institucionalismo al liderazgo unipersonal (ligado a la figura de Rivadavia) durante el período del “partido ministerial”. A su vez, el autor afirma que los unitarios habrían devenido en “facción” en el ejercicio de la administración pública, durante el período de la “feliz experiencia”. Por lo tanto, lo que tal vez no quede del todo claro a lo largo del trabajo, es si el liderazgo unipersonal forma parte de la fisonomía de una “facción” o si constituye un momento posterior a la formación de la misma. En todo caso, si devino en “facción” mientras detentaban la administración –lo que se traduce como el poder político-, su formación trascendería el principio de la conquista del poder.

Otra característica, que el autor atribuye como propia del accionar “faccioso”, está relacionada a la demonización del rival desde la prensa. La utilización de un discurso mediático cargado de apelativos descalificatorios hacia los adversarios políticos -entre ellos el uso del mismo término “facción”-, sirvió para definir a los mismos unitarios en oposición a los federales. El autor marca un cambio en las prácticas discursivas de los unitarios hacia el tercer momento, con la toma del gobierno de Buenos Aires por parte de Lavalle. Entonces comenzaría un intento de los unitarios por desligarse del pasado asociado al “partido ministerial” que -según el autor- los habría alejado de los sectores subalternos, volcando a estos en favor del federalismo. De esta manera, se habría efectuado una “desunitarización” de sus miembros que daría como consecuencia una definición del grupo sólo en relación a su oposición al régimen de Rosas. De esta manera, la impresión que queda al lector es que lo unitarios se definen más por el lugar que ocuparon en relación al poder político que por un momento de génesis que determinara sus características como un grupo coherente con rasgos propios e identificables. De la misma manera, pone en cuestión la utilización misma del término “facción” como categoría analítica, ya que los rasgos identitarios que habrían sido estandarte durante el ejercicio del poder durante la “feliz experiencia” se diluyen años después cuando el grupo pretende redefinir su identidad frente a los sectores subalternos.

Notas

El trabajo constituye un avance al intentar desmontar la visión simplista que caracterizaba a los unitarios como un grupo totalmente apartado y sin intenciones de arraigo en los sectores subalternos. A su vez, y tal vez lo más importante, pone en cuestión la necesidad de avanzar en la comprensión de la naturaleza de las agrupaciones políticas del siglo XIX.

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Rein, Raanan y Panella, Claudio (compiladores): Cultura para todos. El suplemento cultural de La Prensa cegetista (1951-1955), Buenos Aires, Biblioteca Nacional, 2013, 320 p.

Santiago Regolo

Universidad de Buenos Aires - INIHEP (Argentina)
santiago.regolo@gmail.com

Cita sugerida: Regolo, S. (2013). [Revisión del libro Cultura para todos. El suplemento cultural de La Prensa cegetista (1951-1955)por R. Rein & C. Panella]. Anuario del Instituto de Historia Argentina (13). Recuperado de http://www.anuarioiha.fahce.unlp.edu.ar/article/view/IHAn13a12. .

Cuesta contabilizar las múltiples maneras en las que fue abordado el peronismo. Desde distintas corrientes historiográficas e ideológicas, su estudio aún hoy sigue despertando el interés de miles de investigadores y del público en general. La incidencia que tuvo (y tiene) este movimiento político en nuestro país lo ha convertido en aquel espacio donde conviven los debates más importantes y encarnizados que aún presenta la sociedad argentina. Pero cuando nos referimos al plano cultural, por lo general solemos caer en lugares comunes y relatos cristalizados que nos impiden penetrar la gruesa dermis que se ha constituido a fuerza de repeticiones y mitos. En este sentido, la política cultural del primer peronismo fue vista con desprecio y desconfianza por los círculos académicos y las tribunas de intelectuales que componían esa suerte de Olimpo que expresaba lo que generalmente se denomina “cultura”.

A este rechazo se sumaban los medios de comunicación tradicionales, que veían con recelo a un movimiento que venía a cuestionar los valores tradicionales y presentaba el acaecimiento de un imaginario que desafiaba los cánones culturales establecidos. Por supuesto, entre estos medios se encontraba el diario fundado por José Clemente Paz en 1869: La Prensa. Estrado del pensamiento liberal-conservador que se estableció como fuerza hegemónica tras los triunfos de Caseros y Pavón, este matutino se fue convirtiendo, junto al diario La Nación, en uno de los voceros fundamentales de una elite social y política que supo transformarse en la clase dirigente de nuestro país desde mitad del siglo XIX hasta las primeras décadas del siglo XX. La irrupción del peronismo marcaba precisamente una recomposición del escenario nacional, sellando un quiebre con las condiciones políticas anteriores y una crisis hegemónica de las antiguas elites gobernantes. Esta disputa también estuvo presente en los medios de comunicación, siendo el diario La Prensa uno de los casos más emblemáticos.

En el presente libro, Raanan Rein y Claudio Panella vuelven a abordan la problemática de la prensa durante el primer peronismo. Pero esta vez, más allá de partir de la polémica expropiación del diario La Prensa y su transferencia a la Confederación General del Trabajo, los trabajos reunidos en esta obra indagan sobre una experiencia pocas veces estudiada y que establece un novedoso enfoque sobre una temática generalmente ignorada. El análisis del suplemento cultural del diario entre 1951 y 1955, tiempo en el que estuvo bajo la administración de la CGT, verifica la complejidad del fenómeno cultural del peronismo. El suplemento dirigido por Cesar Tiempo representó una práctica intelectual original en la que puede observarse la diversidad de elementos y dimensiones que exhibía el ámbito cultural durante los gobiernos del Gral. Juan Perón. Expresiones literarias, textos y artículos de historia, moda, cine, y la más variada gama de contenidos, convivían con la exaltación de los logros gubernamentales y la propaganda oficial. Rompiendo con las referencias literales y reduccionistas de muchos autores que minimizan la importancia que revistió la política cultural del primer peronismo, esta obra recupera uno de sus aspectos más novedosos.

La primera parte del libro, compuesta por los trabajos de los compiladores, presenta el cuadro general de lo que fue el suplemento cultural y la impronta de su director. Primeramente, Claudio Panella analiza el derrotero del diario desde su fundación hasta la expropiación, tomando la importancia histórica del mismo y el valor simbólico que supuso su cambio de manos a favor de los trabajadores. Estableciendo las diferencias entre el período de los Paz y el peronista, Panella recorre las razones y discusiones de la expropiación recuperando la experiencia del matutino a partir del control de los trabajadores. “La Prensa al servicio del pueblo”, así como se anunciaba tras su reaparición, mostró el desafío de transformar un medio tradicional en una nueva herramienta de comunicación obrera y gremial. Allí el autor detalla las diferentes temáticas que aborda el periódico, desde la cuestión sindical al apoyo a la acción del gobierno y sus principales figuras. Resaltando algunos tópicos, como el apoyo al Segundo Plan Quinquenal, la Unión Argentino-Chilena, el Congreso de la Productividad, la campaña de Teissaire a la vicepresidencia, el conflicto con la iglesia y los bombardeos a Plaza de Mayo de junio de 1955, el trabajo recorre el perfil que fue adquiriendo el matutino como expresión del movimiento obrero organizado y vinculado fuertemente al peronismo. Cabe destacar también como la central obrera quiso mantener el periódico más allá del derrocamiento de Perón, sin claudicar por eso a sostener y defender los valores más importantes de la política social y gremial establecida por los gobiernos peronistas.

El segundo trabajo de esta primera parte, a cargo de Raanan Rein, hace foco en César Tiempo, director del suplemento cultural, y su equipo editorial. Como destacado intelectual de la comunidad judía, analiza también la difícil relación que mantuvo con ésta a partir de su identificación con el peronismo, sobre todo al hacerse cargo del suplemento que aparecía en el matutino cegetista. Retomando la relación entre la comunidad judía argentina y el peronismo, el autor relata que si bien el establishment de la comunidad tenía sus reservas hacia el gobierno y el movimiento justicialista no fueron pocos los judíos que apoyaron la gestión del primer peronismo. Entre ellos, cabe destacar la figura de Israel Zeitlin (conocido como César Tiempo) quien sumó a otros intelectuales judíos como colaboradores del suplemento cultural del diario controlado por la CGT.

Haciendo una interesante paráfrasis respecto a los intelectuales y el peronismo, el trabajo de Rein luego se centra en la gestión de Tiempo en La Prensa y su decisión de abrir las puertas a nuevas voces que habían sido marginadas de la escena cultural. Y esta apertura también representó el tratamiento de nuevas temáticas, convocando a intelectuales de distintas procedencias. El pluralismo de voces y de temas abordados fue una de las principales características del suplemento bajo la dirección de Tiempo. El trabajo de Rein muestra el intento de aquel para ofrecer una propuesta identitaria a los judíos en el marco del peronismo y lo argentino. Asimismo, a través del detalle de su gestión como director del suplemento cultural, evita caer en esos lugares comunes que generalmente reserva la historiografía al estudio del peronismo y su relación con la cultura.

La segunda parte se sumerge en las particularidades que presentó el suplemento cultural. La misma comienza con el trabajo de Guillermo Pilía, Laura Molina y Eugenia Pascual, quienes se plantean la relación entre el peronismo y la literatura haciendo en primera instancia la pregunta sobre cuál sería la “literatura peronista”. Tomando como eje la distinción entre “literatura peronista” y el peronismo como tema literario, analizan, tanto dentro como fuera del suplemento de La Prensa, como van apareciendo estas manifestaciones a través de los distintos géneros literarios. El estudio de los escritores y textos del suplemento propuesto por los autores permite observar la heterogeneidad presentada y desmitificar la relación del movimiento peronista con la vida intelectual argentina.

El siguiente trabajo, a cargo de Guillermo Korn, puntualiza la aparición en el suplemento cultural de escritores ligados a las tradiciones literarias y políticas de izquierda. La apertura a distintos colaboradores, provenientes de orígenes ideológicos disímiles, permitió ampliar la mirada sobre ciertas temáticas y generar nuevos espacios de difusión para estos autores. Siguiendo la línea inaugurada por el grupo Boedo, que contaba con Elías Castelnuovo, Nicolás Olivari y el propio César Tiempo, la literatura social fue reivindicada por el suplemento a través de la pluma de los boedistas y de otros tantos como Alejandro Sux, Agustín Ferraris, Ricardo Masetti, y el mismismo Jorge Abelardo Ramos que firmó sus colaboraciones bajo el seudónimo de Pablo Carvallo. El recorrido propuesto por Korn permite ver otra dimensión de esta experiencia intelectual que permitió extender el campo de algunos escritores de izquierda.

A continuación, Alicia Diéguez aborda el análisis de los cuentos infantiles publicados en el suplemento cultural, tomando como herramienta analítica el imaginario de los niños de aquella época y las transformaciones presentadas por el peronismo en materia educativa y formativa. Teniendo en cuenta la movilidad social producida en los gobiernos peronistas y el incremento de los consumos y acceso a bienes culturales por parte de los sectores populares, la autora diagrama la construcción de un arquetipo de niño acorde a la concepción de infancia que circulaba en ese contexto particular. La clasificación de los cuentos publicados, así como también el análisis del vocabulario de los mismos como móvil para enriquecer el lenguaje de los niños, nos permite ver otro nivel del fenómeno cultural del primer peronismo que tuvo en los pequeños lectores una instancia fundamental en la construcción del relato histórico y simbólico.

El libro continúa con la apuesta de Pablo Vázquez y su punzante observación sobre los artículos de historia que fueron publicados en el suplemento dirigido por Tiempo. A pesar que aún hoy persiste la idea de que durante el peronismo sólo eran contempladas las plumas de aquellos autores ligados al movimiento, en su trabajo puede apreciarse que los abordajes de la historia contaron con pensadores tanto del sector liberal como del revisionista, siendo incluso menor la incidencia de estos últimos. A diferencia de lo que generalmente se sostiene, las referencias a figuras como Juan Manuel de Rosas fueron marcadamente menor a la de otros personajes más ligados a la tradición liberal.

El planteo del suplemento, según lo establece Vázquez, presenta un equilibrio entre ambas corrientes historiográficas, publicando trabajos académicos sobre figuras como San Martín, Rivadavia y Sarmiento así como también de los caudillos federales, las costumbres provincianas y el criollismo. Plumas como las de Fermín Chávez, Jorge Abelardo Ramos o José María Rosa –bajo el seudónimo Martín Pincén- engalanaron las páginas del suplemento, el cual intentó recuperar los aportes de ambas corrientes historiográficas, posibilitando un encuentro único en la realidad cultural y de producción de sentido del primer peronismo.

Los siguientes tres trabajos examinan, desde distintas variables, la constitución del imaginario peronista y cómo el suplemento contribuyó a su conformación. En primer lugar, el estudio de Mariela Alonso indaga sobre las representaciones sociales colectivas y cómo estás actúan en la construcción de un nosotros como colectivo del peronismo. La imagen de la Nueva Argentina es analizada por la autora a partir de cuatro ejes – Argentina Potencia; Argentina Turística; El ideal de la juventud (educación y formación de niños y jóvenes); y Eva Perón como símbolo y bandera-, los cuales van a estar presentes en las publicaciones de todos los números del suplemento. El recorrido por estos artículos permite ver la manera en que el peronismo elabora mecanismos de fijación de su imaginario en la sociedad y su asimilación a la idea de argentinidad.

Por su parte, Alejandra Lagos toma el valor de la imagen como herramienta fundamental para la transmisión de valores y constitución del imaginario peronista. En su investigación, centra su atención en las imágenes que publicó el suplemento cultural de acuerdo a los lineamientos simbólicos retóricos y persuasivos del discurso verbal-visual que las sustentan. Tomando a la familia como valor fundamental en el discurso peronista, la efectividad del Estado en materia de industrialización, bienestar y distribución de la riqueza (en contraposición con el pasado), y el bienestar social representado en la armonía social y la mejora económica de las masas, el trabajo de Lagos muestra como estos valores se establecen a través de la imagen y ayudan a instaurar un modo de pensar, de ser y de proyectar. En este sentido, la construcción del universo iconográfico del peronismo tuvo en la imagen un móvil fundamental, siendo a su vez el periódico un medio de comunicación imprescindible por su alcance y la confiabilidad que transmite a los destinatarios.

En esta misma dirección se dirige el trabajo de María de los Ángeles De Rueda y Natalia Giglietti, quienes toman la fotografía como uno de los sustratos iconográficos del cual se valió el peronismo para construir un complejo escenario visual que opere como legitimador de sus acciones, pensamiento e ideología. La fotografía transmite un efecto de veracidad que permite capturar el acaecimiento de un mundo posible. Tomando a la figura del obrero y el trabajo como símbolo visual, así como también el turismo como ejercicio efectivo del ocio asociado a la conciencia del trabajador, las autoras indagan sobre el rol de la imagen en el establecimiento del imaginario peronista y en la elaboración de un mundo deseable y posible a partir de su visibilidad e inmediatez.

Llegando al final se encuentran los artículos de Victoria y Daniel Sánchez y el de Alejandra Maddonni y Fátima Onofri que refieren sus estudios a la función social de la moda y su importancia tanto económica como simbólica durante el primer peronismo. Haciendo una lectura de las notas sobre moda aparecidas en el suplemento cultural de La Prensa cegetista, los estudios incluidos en este libro establecen los cruces existentes con la “estética peronista” y la forma en la que la moda puede ser también un instrumento más en la mirada reflexiva en torno al imaginario popular y su relación con el peronismo y sus principales figuras.

Por último, Alejandra Luzi y Micaela Biasotti cierran el libro con un pormenorizado índice de colaboraciones por autor y de las colaboraciones sin firma que presentó el suplemento cultural entre los años 1951 y 1955. Ordenados alfabéticamente y por orden de aparición, el índice desarrollado por las autoras es una guía de gran utilidad para investigadores y todos aquellos que quieran sumergirse en el estudio de una de las publicaciones más paradigmáticas del primer peronismo.

El libro reseñado entonces, vuelve a posicionarnos frente a la complejidad que supone indagar sobre la dimensión cultural de nuestro país bajo las primeras presidencias de Juan Perón. Eludiendo lugares comunes y discursos fosilizados, esta obra constituye un paraje vital para analizar, lejos del prejuicio y el sectarismo, una etapa fundamental de nuestra historia. A partir del estudio de la experiencia intelectual del suplemento cultural del diario La Prensa cegetista, los trabajos que componen esta publicación nos proponen nuevas perspectivas para abordar la importancia del fenómeno peronista en la conformación cultural e ideológica de la nación.

 

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Troisi, Jorge. Dardo Rocha. El último porteño.- 1ª ed. La Plata: Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, 2006. 144 páginas

Javier G. Bonafina

Universidad Torcuato Di Tella (Argentina)

Cita sugerida: Bonafina, J. G. (2013). [Revisión del libro El último porteñopor J. Troisi]. Anuario del Instituto de Historia Argentina (13). Recuperado de http://www.anuarioiha.fahce.unlp.edu.ar/article/view/IHAn13a12.

“Las biografías, en cierta medida, son la historia sin sus problemas” arremetió Tulio Halperin Donghi en una entrevista que le realizaron.1 Los últimos veinte años han sido de gran interés en el género biográfico, no sólo entre los lectores en general sino también entre los académicos que trabajan en una serie de diferentes disciplinas. Tanto ha sido así que muchos estudiosos hablan de un "giro biográfico en las ciencias humanas y sociales”. Este “giro” que describen implica una nueva preocupación por las historias de vida como una forma de entender a los sujetos y las sociedades en donde les toca desarrollar su experiencia. Sin embargo, su forma narrativa y su preocupación por las personas a menudo generan, que desciendan a los márgenes de los estudios históricos, mientras que son las instituciones políticas o las estructuras sociales y económicas las que ocupan el centro. Ahora, sin embargo, las biografías están llegando a ocupar la centralidad en las preocupaciones de los historiadores profesionales, ya que se considera que ofrecen nuevas formas de arrojar luz sobre una serie de diferentes períodos históricos y sus problemas.2

Este es el caso de “El último porteño”. Desde el ensayo biográfico, Jorge Troisi Melean, reconstruye los avatares de la vida del fundador de La Plata: Dardo Rocha. Para ello nos sumerge en la formación del soldado, el escritor, el periodista y el político. Es a partir de las relaciones que logra establecer Jorge Troisi que nos asomamos a la problemática de cómo Rocha se convirtió en representante de la Generación del ´80, al mismo tiempo que llevó adelante la creación de la capital de la provincia de Buenos Aires, La Plata. Ubicando a esta ciudad en el contexto más amplio del Rio de La Plata. El trabajo tiene como antecedentes las investigaciones de Fernando Barba, los trabajos de A. S. J. de Paula y los de la colección dirigida por Félix Luna.3

El autor ha dividido la obra en tres partes. En la primera se abordan los detalles de la formación de Dardo Rocha, desde su nacimiento en 1838 hasta que cumple los 28 años. La segunda parte entreteje los acontecimientos más importantes que vivió durante su madurez. En la tercera nos introduce en los aspectos de su participación política. El libro se completa con un importante anexo documental.

El primer capítulo se titula “Rocha y el futuro. La provincia, la pluma y la espada”. Allí el autor nos adentra en los pormenores de la familia Rocha, sus padres son parte del patriciado porteño, y está será desde siempre su carta de presentación. La vida del joven Dardo estará signada por tiempos de extrema convulsión política. Su padre participó en cuanto conflicto político hubo y esto resultará en que padre e hijo vivan separados. Es el contraejemplo de su padre el que formará a Dardo en el duro aprendizaje de encontrar el justo medio en circunstancias extremas. Al mismo tiempo, su ejemplo de lucha lo perseguirá cómo una sombra, el hijo querrá legitimarse en la mirada del padre. Su vida puede ser vista como una búsqueda perpetua de éxitos que tardan en cuajar. Su juventud transcurre entre Rosas y Mitre. Y su ideario se encuentra en personajes cómo Rivadavia, Alexis de Tocqueville, Jhon Adams, Abraham Lincoln, Alberdi y Sarmiento. Desde Caseros incursionará en el periodismo, en 1856 ingresará a la administración pública, en 1863 defenderá su tesis en Derecho y en 1864 será electo diputado por la provincia de Buenos Aires. En 1866 se incorporará al ejército argentino y tendrá su bautismo de fuego en la Guerra del Paraguay, allí conocerá a Julio Argentino Roca con quien tejerá una profunda amistad y también a Tomás Bradley que lo ayudará a retratar la creación de su propia Argirópolis.

El segundo capítulo “Rocha y el presente. La Nación, la banca y el sillón” se interna en los problemas de la política en el Río de La Plata a finales del Siglo XIX. O mejor dicho en los problemas de la política electoral que ese Siglo aún no puede resolver. Son varias las preguntas que guían al investigador: ¿Cuál era el proyecto político de Rocha? ¿Por qué ese proyecto colisionaba con el de Roca? ¿Cómo fue posible que teniendo el poder de fuego de la Provincia de Buenos Aires no pudo triunfar? ¿Pensaba Rocha en una República Argentina cuyas fronteras incluyeran a la República oriental del Uruguay y al Paraguay? ¿Deseaba Rocha que sus coterráneos porteños se instalaran en la “Nueva Buenos Aires”? ¿Cuáles fueron sus errores de estrategia?. En fin, en cada página, Troisi nos revela una nueva agenda para futuras investigaciones. La figura de Dardo Rocha atraviesa la Historia de La Plata, pero también la de la política de Buenos Aires- la ciudad- del Río de La Plata y es probable que puedan hallarse comparaciones en el contexto más amplio de América Latina.

En una conversación que mantuve con Jorge en un café, me realizó una revelación, estaba interesado en estudiar las segundas líneas, el poder detrás del poder, las sombras de los gobernantes, las experiencias frustradas y las trayectorias posibles de esas vivencias, que al mismo tiempo eran parte del todo. Es probable que este libro sea el primer capítulo de esa investigación. Mucho por decir, mucho por hacer.

Notas

1 Entrevista realizada por Mariana Canavese e Ivana Costa para la Revista Ñ en http://edant.revistaenie.clarin.com/notas/2008/02/23/01613060.html.

2 Para una síntesis de los debates en torno a la relación entre Historia y Biografía ver: Baer, Josette. "Biography between Structure and Agency: Central European Lives in International Historiography(review)." Journal of Interdisciplinary History 41.1 (2010): 148-149. Project MUSE. Web. 27 Dec. 2011. <http://muse.jhu.edu/>. Chamberlayne, Prue; Bornat, Joanna & Wengraf, Tom (Eds.). The Turn to Biographical Methods in Social Science: Comparative Issues and Examples. London: Routledge, 2000. Michele, Crossley. Introducing Narrative Psychology: Self, Trauma and the Construction of Meaning. Buckingham, UK: Open University Press. 2000

3 Barba, Fernando, La provincia de Buenos Aires en el momento de la fundación de La Plata, en rentas, 1982; Los hechos de la fundación, en Ambiente, 32, mayo de 1982; “El momento Histórico de la fundación de La Plata”, en La Plata, ciudad nueva, ciudad antigua, Publicaciones de la Universidad nacional de La Plata y el Instituto de estudios de Administración Local, Madrid, Fareso, 1983; La Provincia de Buenos Aires, 1910-1987, La Plata, dirección de servicios Generales del Ministerio de Economía, 1987; “Orígenes Históricos de la fundación de La Plata. La cuestión capital de la república y la fundación de la capital de la Provincia de Buenos Aires”, en Fernando Barba (director), Historia de la Municipalidad de La Plata. Acción de los gobiernos municipales entre 1882 y 1998, La Plata, Banco Municipal de La Plata, 1999; La Plata, orígenes y fundación, s/f.. ,Paula, Alberto, S. J. de, El doctor Dardo Rocha, la Provincia de Buenos Aires y el Banco de la Provincia, en Inventario del Archivo y Museo Histórico del Banco de la Provincia de Buenos Aires. La Plata, 1982; La Ciudad de La Plata sus tierras y su arquitectura. Ediciones del Banco de la Provincia de Buenos Aires, 1987. Díaz, César L. “El Día, el diario que nació con la ciudad”, en: Oficios terrestres, Publicación de la Facultad de Periodismo y Comunicación social. UNLP. Año I, N°1, 1996. (dir) La Plata. Paseos públicos, Sociabilidad y ocio en la prensa (1882-1900), La Plata, ediciones de Periodismo y Comunicación, 1999. Luna, Félix, Dardo Rocha, Editorial Planeta, grandes protagonistas de la Historia Argentina, 2001.

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Fükelman, Cristina. La cultura visual en el Río de la Plata, 1834-1852: innovaciones a partir de la configuración y de la función de la imagen política y costumbrista, La Plata, Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, 2013, 138 p.

Emir Reitano

Centro de Historia Argentina y Americana. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (UNLP - CONICET).
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Universidad Nacional de La Plata (Argentina)

Cita sugerida: Reitano, E. (2013). [Revisión del libro La cultura visual en el Río de la Plata, 1834-1852: innovaciones a partir de la configuración y de la función de la imagen política y costumbristapor C. Fükelman]. Anuario del Instituto de Historia Argentina (13). Recuperado de http://www.anuarioiha.fahce.unlp.edu.ar/article/view/IHAn13a12.

El trabajo de Cristina Fükelman, fruto de su tesis de Maestría en Estética y Teoría de las Artes, defendida en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata, constituye una acabada síntesis de años de labor de una investigadora del arte y de la historia. A través de relevamientos de variadas fuentes documentales y gráficas existentes en el Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires; en el Archivo General de la Nación y en otros repositoros documentales (como también indagando en periódicos, revistas, grabados, crónicas, memorias, correspondencias y ensayos), la autora nos introduce en un mundo que conocíamos poco y que, tal vez, creíamos conocer bien. Cristina Fükelman no deja atrás las significaciones, la innovación en la creación de la imagen y, relacionándola con los discursos literarios de la época y la circulación por los ámbitos públicos y privados, logra un novedoso y relevante trabajo de investigación.

La autora reivindica casi sin decirlo el papel de la gráfica y de la sátira en la construcción de la opinión pública ya que durante el rosismo y en la etapa histórica que le sucede, la gráfica tuvo un papel clave para la consolidación de una sociedad altamente comprometida con su mundo político y su destino. Rosas conocía muy bien el rol fundamental de la imagen visual para la consolidación de su poder, pero pareciera que sus adversarios se encontraban un paso más adelante. Y es que el modelo europeo de la litografía política tuvo su repercusión y su divulgación por el Río de la Plata de forma intensa y activa.

El análisis de la construcción de tipos iconográficos a través de la caricatura y la sátira constituye en este trabajo un sólido aporte a destacar. Las imágenes satíricas sobre los sucesos públicos del gobierno como las descripciones particulares y privadas sobre la persona de Rosas nos muestran una prensa opositora poderosa y audaz a pesar del terror, con fuerza dentro y fuera de Buenos Aires. Sin embargo la autora no se queda solamente en el análisis puro de la imagen y, como es de imaginar, los acontecimientos político - sociales del período rosista toman las formas más complejas en su abordaje, demostrando su heterogeneidad en el marco de una historia social que algunos autores prefieren ver en blanco o negro pero que sin embargo estaba compuesta por inmensos matices de gris.

El escenario de la moda en la sociedad no es pasado por alto en esta obra ya que la moda tuvo un lugar destacado en las litografías costumbristas y, sobre todo, en las caricaturas del ginebrino Hipólito Bacle. La labor de estas imágenes y su aporte a la constitución de una cultura visual en el mundo rioplatense es analizada por la autora con una actitud novedosa dentro del campo de la historia social. Cristina Fükelman nos señala que la caricatura presenta una mirada crítica sobre un hecho, una situación o una actitud. Esta crítica se manifiesta tanto en la hiperbolización de algún rasgo como en la deformidad, lo cual se aleja de los conceptos clásicos de las bellas artes. Por lo expuesto, el estudio de este género requiere del saber histórico para comprender sus motivos.1 De este modo la autora logra amalgamar de un modo claro y conciso el contexto social del período histórico que aborda con la abundante información gráfica que el trabajo posee.

La tesis logra su cometido y nos devela cuan importantes fueron las utilidades y funciones de la imagen durante el rosismo. Las litografías que circulaban por el espacio rioplatense daban cuenta de rasgos comunes, los retratos oficiales junto a la divisa punzó se contraponían a la caricatura y a la sátira generando un espacio compartido entre ambos bandos políticos. El público al que estaba dirigida esta producción gráfica representaba a un sector mayoritario de la población el cual, lógicamente poseía elevadísimos niveles de analfabetismo. Como destacaba el nº 29 de “El Grito Arjentino” para los pobres, para los ignorantes, para el gaucho, para el changador, para el negro y el mulato integrado por aquellas personas que forman parte de los ejércitos y de la franja popular a la cual Rosas dirige sus atenciones2.

Este trabajo viene a ocupar un vacío historiográfico importante dentro del período rosista, período sobre el cual, en muchas oportunidades, pensábamos que estaba todo escrito. Sin embargo esta tesis abrió el apetito pero no ha saciado el hambre. Se hace necesario un estudio que aborde el espacio vacante sobre esta temática relativo a los años posteriores al rosismo, me refiero a la organización nacional y a las presidencias hasta 1880, seis lustros de Historia Argentina que esperan todavía una historia de la cultura visual como la que Cristina Fükelman nos ha brindado para Rosas y su época.

Notas

1 Fükelman, Cristina. La cultura visual en el Río de la Plata, 1834-1852: innovaciones a partir de la configuración y de la función de la imagen política y costumbrista, La Plata, Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, 2013, p. 76.

2 Ibidem, p. 112.

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